A medida que se han ido reduciendo las dimensiones de los automóviles y por tanto las del compartimiento del motor, se ha vuelto más reducida también la holgura debajo del capó. Con ello aumentan las posibilidades para contactos indeseables. Y según haya más motores de cuatro e incluso de tres cilindros puede llegar a ser mayor el martilleo que se perciba. Se hace patente, pues, la necesidad de educar los oídos para ser capaces de distinguir los sonidos iniciales de los problemas y beneficiarse de una reparación rápida y de menor costo.
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